REFLEXIÓN CRÍTICA
CONSTRUCTIVA AL PENSAMIENTO COMPLEJO EN EDUCACIÓN MÉDICA
Leyendo un
artículo encontré que, Según Morín, existen siete aspectos sobre los cuales
debemos trabajar para tener personas mejor educadas; a continuación, analizaré
aquellos aspectos considerados por dicho autor desde el pensamiento complejo,
pero de paso, los ampliaré con base en los requerimientos actuales de la
educación, aplicándolos en mi caso a la educación en medicina y ciencias de la
salud por mi formación disciplinar, pero ojalá aplicable a múltiples
disciplinas.
1.
La educación no son contenidos: Totalmente
de acuerdo en cuanto a que las denominadas pedagogías heteroestructurantes (Luis Not), es
decir, aquellas que se centran en el también denominado "conductismo", es decir, aquel modelo pedagógico caracterizado por considerar al docente como eje del
proceso enseñanza aprendizaje, quien es considerado a la vez como "dueño del saber" y el
estudiante como "receptor" del mismo, es algo que debe cambiar radicalmente, de
tal manera que la actualmente mal denominada “clase magistral”, que se ha convertido en el
escudo de muchos docentes, a quienes se les denomina en muchas
oportunidades como tal por generar una repetición conceptual producto de unos
conceptos guardados en diapositivas como fuente de conocimiento, es algo que no
debe perpetuarse. La clase magistral es excelente cuando preserva sus
principios, es decir, cuando es dictada con base en la experiencia conceptual
de quien la dicta, lo cual no se encuentra textualmente en ninguna parte o se
centra en la aclaración conceptual por parte de quien es docto de la
disciplina. En caso de requerir una clase teórica, la metodología también ha
cambiado de tal manera que, debe hacerse con base en un conocimiento previo por parte del estudiante,
idealmente utilizando medios de manera interactiva, estrategias virtuales,
audiovisuales o de participación con base en problemas o situaciones de
aplicación interpretativa, de tal manera que generen una dinámica neuronal
diferente a la repetición sistematizada de lo que se puede leer en un libro.
Algo así descrito en las denominadas “sesiones de teoría dinámica”, por el
autor del presente. Lo anterior exige el generar estrategias evaluativas
coherentes con la propuesta pedagógica, de tal manera que si bien es válido
continuar haciendo evaluaciones de respuesta múltiple centradas en el saber o
saber cómo (Pirámide de Miller), es necesario generar evaluaciones que hagan
evidente la integración del conocimiento alrededor de la solución a la
problemática social, intelectual o disciplinar, es decir, pudiendo evaluar el
“Hacer” y “mostrar cómo”, ya sea a través de la generación de espacios de
formación utilizando la simulación clínica o evaluando directamente en la
práctica clínica profesional . Esta evaluación sistematizada a través de la simulación
ayuda a hacer evidentes los dominios de los elementos que componen las
competencias generando durante la práctica profesional procedimientos más
idóneos que entran a formar parte de la denominada “seguridad del paciente”
2.
El conocimiento integral: En este aspecto es importante reforzar la idea de Morín en cuanto a que
la educación no se genera con base en la solución particular de las
problemáticas sociales o disciplinares. Se hace necesaria una educación que
promueva la integralidad articulada a través del proceso de enseñanza
aprendizaje comprensivo “holístico”, es decir que genere la capacidad de
utilizar el conocimiento para llegar a la solución de lo general a lo
particular, es decir, una educación que no se centre en la generación de conocimientos
fragmentados alrededor de las diversas problemáticas. En este punto toma una
gran importancia conceptual la propuesta de Ausubel en cuanto al denominado “Aprendizaje
significativo”, el cual hace énfasis en la importancia que tiene el
conocimiento previo del estudiante antes de iniciar el proceso de ordenamiento
del nuevo aprendizaje. Considero entonces que: “Si logramos en los estudiantes buenas
representaciones mentales con engramas claros y holísticos alrededor del
conocimiento, lograremos procesos lógicos para la solución de problemas
particulares”. Lo anterior implica un aspecto fundamental en la educación
actual como es, la consideración de la formación interdisciplinar, lo cual es
fundamental para el desarrollo y desempeño por competencias, debido a que,
fortalece el ejercicio profesional al generar conocimientos que superan las
limitaciones disciplinares, así como el reconocimiento y aplicación de
competencias necesarias para el trabajo en equipo, aspecto casi que carente en
la cultura latinoamericana.
3.
El humano en su entorno: “El educar teniendo en cuenta la posición del hombre en la naturaleza,
en el cosmos…”; este es un aspecto contrario a la especialización y el
pragmatismo de la ciencia actual. Existe la tendencia a enseñar medicina
atomizando el conocimiento del hombre desde sus diferentes sistemas, muchas veces incluso sin combinarlo con su
entorno natural (donde vive, costumbres, clima, raza, sexo, edad, condición geopolítica y epidemiológica), lo
cual genera una veneración ideal del conocimiento fragmentado, exaltado por las
especialidades de los docentes quienes obviamente hacen ver un gran dominio
conceptual desde cada frontera del conocimiento pero desconociendo la realidad
del objetivo de formación. En este punto es importante generar claridad en
cuanto a los objetivos, competencias e indicadores. Llama la atención que la
formación actual de los estudiantes de medicina se centre en hospitales de
cuarto nivel de atención en salud, saliendo estudiantes titulados de pregrado
con un dominio teórico conceptual del manejo de pacientes en oncología, trasplante,
cirugía, etc. pero con una gran debilidad en la formación de lo que requiere el
humano y su entorno, en este caso de la atención primaria. La ciencia médica es
tan extensa en cada campo de especialización, que, le hacen ver al estudiante
cada campo como un ideal de formación al cual deben llegar, y resulta que, dicho
ideal está distante del objetivo para su nivel de formación. Requerimos un
cambio estructural en la formación con un mayor contacto de la problemática
cotidiana del hombre en su entorno natural antes de llegar a la complejidad de
las especialidades. Esto plantea un cambio educativo estructural en la
formación médica, generando la necesidad de dedicar mayor tiempo a la didáctica
y evaluación de competencias en atención primaria lo cual implica un médico que
no se limite a ser un remitidor hacia las especialidades sino un ejecutor y
solucionador de problemas en dicho nivel de atención.
4.
Unidad en la diversidad: Entendida por
Morín como la educación del mañana con una conciencia terrenal, aprovechando la
globalización, caracterizada por la "conciencia antropológica de la diversidad,
la conciencia ecológica de convivir con otras especies, la conciencia cívica
con derechos y responsabilidades de los habitantes de una nación global y la
conciencia espiritual que viene del razonamiento interior". Dicha unidad en la
diversidad debe tener una interacción entre el individuo, su sociedad y la
especie humana, lo cual es denominado por Morín como la “antropo-ética”,
cuyo objetivo se centra en la humanización de la humanidad, el respeto por la
identidad de los demás como la propia, en resumen, unidad en la diversidad
significa educar de tal manera que, contribuya al bienestar social con
individuos productivos y participativos. Esto nos lleva a pensar en la
importancia que tiene en la formación médica la implementación de las áreas
socio humanísticas, las cuales, por que no decirlo, han
sido tenidas en cuenta en un tercer plano en la formación, debido al supuesto
dominio del pensamiento científico del médico, dominio que ha desfavorecido
sustancialmente al profesional distanciándolo del aspecto humanístico de la profesión. Lo
anterior implica el conocimiento antropológico del hombre y las sociedades, su
evolución, sus batallas, creencias, valores, derechos, deberes, su esencia
cultural, etc. es decir, el conocimiento del hombre en su totalidad (de manera
holística), como eje central de la enseñanza -aprendizaje y de su bienestar en
medio de la evolución antropológica.
5.
Preparar para lo incierto: Es importante preparar para la incertidumbre, con mayor razón en la
medicina, la cual de hecho no es una ciencia exacta y no lo es por precisamente
corresponder a las ciencias humanas (así sea lo humano visto desde el punto de
vista científico). El razonamiento clínico es fundamental en la formación
médica y si bien no es una asignatura, es un proceso mental que se debe trabajar y desarrollar a lo
largo de todo el tiempo de formación de tal manera que genere una organización
mental en los procesos de ideación, en búsqueda de las explicaciones a
fenómenos que muchas veces pueden ser dados por la individualidad del fenómeno
o la universalidad del mismo. Si bien este proceso a diferencia del
razonamiento matemático no pretende en su búsqueda la solución exacta a la
mayoría de los problemas, si pretende generar un pensamiento lógico que nos
permita actuar dentro de la incertidumbre ya sea por convicción o con base en
un soporte científico deductivo -
inductivo, que nos lleva a actuar de manera lógica aunque incierta, lo
cual se constituye en la base de la evolución científica, siendo este proceso
fundamental para la generación de procedimientos que pueden llegar a ser considerados como ciertos en
un futuro próximo debido a que una vez confirmados, pasan a ser conceptos del pensamiento centrado en el positivismo.
6.
Aprender desde la comprensión: Según
Morín, este aspecto corresponde al hecho de concebir el conocimiento como un
asunto global mediado por factores como la ética, las costumbres, las
inclinaciones políticas y religiosas. Este aspecto desde el punto de vista de
educación médica es importante sobre todo en lo correspondiente a la relación
médico paciente, haciendo énfasis en la comunicación, es decir que el
entrenamiento en la comunicación escrita, verbal y actitudinal son
fundamentales en el momento de considerar múltiples aspectos que inciden en las
definiciones de salud – enfermedad. El respeto hacia el paciente, sus
costumbres, comportamientos éticos y sociales exigen una formación con
delineamientos claros acerca del manejo de las situaciones frecuentes que puede
enfrentar en la realidad del ejercicio profesional, así como el manejo de la incertidumbre en caso de enfrentar una
situación desconocida.
7.
Transformar la educación: Es evidente con
base en los puntos anteriormente enunciados, la imperiosa necesidad de cambio
en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Es importante el considerar como
fundamental la formación de los docentes de medicina en educación; hemos sido
acostumbrados a ser llamados profesores de un día para otro por el hecho de ser
profesionales o especialistas pero es necesaria la formación en educación
médica para entender la trascendencia que esto tiene en la transformación
educativa. La educación en medicina y ciencias de la salud sigue siendo en más
de una oportunidad de manera artesanal (es decir: míreme hacerlo y el día que
lo haga como yo, estará bien…), parece ilógico, pero esto persiste en la
actualidad y es una realidad que incide en la falta de progreso de los procesos
educativos. Se requiere un cambio en la formación de los docentes de tal manera que den respuesta al dominio de las TIC, exigido en la actualidad por la necesidad de inclusión de las estrategias didácticas desarrolladas en el ciberespacio a través de los denominados e learning y b learning, dominios que muchas veces dan por hecho que dominan todos los estudiantes, realidad que no es cierta en la totalidad de los casos. Es fundamental el cambio por parte de los estudiantes quienes deben
asumir una mayor responsabilidad en su formación, sin ser autónomos totalmente
independientes, pero sí, con modelos pedagógicos que correspondan a patrones
curriculares que permitan la introducción de modelos con predominio auto e
interestructurantes (Luis Not), en lo posible dentro del desarrollo
disciplinar, implementando modelos curriculares actuales por ejemplo, centrados
por competencias o por PBL (Problem Based learning), flexibles, integrados,
interdisciplinares con componentes cognitivos y sociales importantes , de tal
manera que den respuesta a las denominadas actualmente como “actividades
profesionales encomendables” o EPA´s (Entrustable Profesional Activities); pero lo más importante, se requiere dar lugar a la formación de profesionales médicos sensibles a la problemática humana y social en salud, con
criterios éticos, con conocimientos de alto nivel de atención primaria y con
las competencias necesarias para ser líderes de beneficio individual y global
en salud, generadores de las nuevas transformaciones que exige la formación médica
profesional en la actualidad.
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